Aprender para comprender
A lo largo del todo el siglo
XX, las concepciones dominantes sobre el mecanismo del aprendizaje han sido de
carácter incrementar y conductista. Más escuelas han funcionado solo como si el
aprendizaje pudiera dividirse en habilidades y hechos específicos y discretos,
que pueden adquirirse de forma fragmentada y ordenada.
Durante los últimos treinta
años, sin embargo, una sutil revolución en las ciencias sociales ha desafiado
el modelo de aprendizaje mantenido en las escuelas. Es ahora donde los
psicólogos cognitivos han puesto una visión constructivista del aprendizaje, al
que ya no se concibe como lineal sino interactivo, este aprendizaje atendía al
significado de las cosas, por tanto se sugiere, que los estudiantes cuando ya
son constructivistas, absorban información, la interpreten, la conecte con lo
que ya saben y si es necesario reorganicen datos para la comprensión y el
acomodo.
Los estudiantes son capaces
de reproducir información que han memorizado, pero son menos competentes cuando
se trata de actuar bajo condiciones nuevas que exijan su aplicación.
Se hace alegoría concreta y
relevante al término “Mente no escolarizada” Garder, pues se argumenta que el
aprender de los estudiantes va mas allá de
aprender tan solo para reproducir una respuesta correcta, más bien debe
insinuar que un individuo aprende algo cuando puede asimilar el conocimiento,
los conceptos, las estrategias y los datos, y saber aplicarlos en situaciones
nuevas y apropiadas.
Las escuelas de siempre
están llenas de individuos que solo aprenden y memorizan fórmulas que tienen a
la solución de un problema o más bien ejercicio propuesto por el programa y
nada más, se dice que estos alumnos solo arrojaran respuestas y opciones
simplistas que jamás justificarían hechos del mundo real.
Para que los adultos del
mañana contengan un conocimiento y funcional, se exige que los aprendizajes de
hoy permitan adquirir una comprensión autentica, donde la enseñanza de hoy
contenga muchas piezas que utilicen el conocimiento previo para situar al
pensamiento en un nivel altamente considerable.
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