<< EVALUACIÓN DEL SIGLO XXI>>
A partir de la información observada sobre la evaluación, y
gracias a la opinión de grandes escritoras(es), hoy comprendemos que la
evaluación, no es una calificación, no es un parámetro, más bien es un proceso,
una labor que exige más que rubricas, más que trabajos o actividades que cubren
el currículo de la educación.
Un alumno, es nuestra materia prima, un docente debe ser la máquina
que perfeccione el proceso, que lo regule, que establezca metas, que se fije
retos, pero que estos sean realistas, que sean alcanzables y obviamente
fructíferos.
Los docentes no debemos ser los agentes que trunquen un
desarrollo o proceso, más bien debemos ser los que potencien las habilidades
detectadas en un alumno, tal vez no todos aprenden igual, pero eso en vez de
verlo como desventaja debemos considerarlo una ventaja, puesto que como dice la
nueva reforma, no son debilidades de aprendizaje las que el alumno presenta, más
bien son áreas de oportunidad que se postulan para el docente.
Observemos que eso potenciara nuestra capacidad como guías
para manifestar lo aprendido ante la sociedad, consideremos que ahora no solo
será un camino el que nos llevara al éxito más bien serán cientos los que nos
acercaran o más bien los que nos darán la victoria.
La evaluación entonces, es una herramienta que arroja no
calificaciones, sino características valorativas a largo o corto plazo, que en
conclusión nos permiten tomar decisiones que beneficiaran el proceso educativo.
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